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martes, septiembre 06, 2005

Remisero Sádico (No brakes)

Me acerco al auto dispuesto a subirme por una de las dos puertas traseras y escucho "Vení adelante si querés". Se trataba del remisero. "Ah, bueno" le contesto. Abro la puerta del acompañante. Siempre cuando viajo solo con el remisero prefiero viajar adelante, me da la sensación de que no estoy pagando el viaje, locura mía ya lo sé.

Me subo. Estamos en un remís, el remisero y yo. Acabo de dejar a mi novia en la puerta de su casa y solo nos queda volver a la agencia. (La "agencia" no es más que una forma sofisticada de decir remisería).

Cierro la puerta y el auto se dispara hacia adelante. Hasta este momento todo el viaje fue así, aceleradas y frenadas poco prolijas. Me dice: "No me frena". "¿Qué?", contesto yo. "Que no me frena el auto. No te quería decir para no asustar a la piba." "Ah, estuviste bien... sí." De hecho, estuvo muy bien, ella no se subiría de nuevo a un remís si supiera esto. Yo pensaba: todo el viaje de ida hasta la casa de ella lo hicimos en 20 minutos, a altas velocidades por avenidas transitadas de capital, cómo es posible que sin frenos no nos hayamos matado. No sé, pero de repente la idea de ir adelante ya no parece tan buena idea.

Sigue manejando por la misma calle unas cuadras, nuevamente a altas velocidades y sin mantener la dirección, esquivando pozos con destreza. (Habilidad que sin duda es innata para ciertas personas, no es mi caso.) Llegamos a una bocacalle luego de andar unos minutos en silencio y me dice "Mira, estoy parado en el pedal". Efectivamente, estaba apretando el freno con toda su humanidad (que no era poca cosa debo decir. Se trataba de un pelado de unos 2 metros de alto y unos noventa kilos de peso, deducciones que hice de mirarlo sentado nomás). El auto tardo unos preocupantes 10 metros en frenar de 40 km/h a full stop. "Uh, sí" digo yo, fingiendo todo el interés posible y tratando que no se note mi preocupación. "Flaco ¿estás apurado?", me pregunta. "No", le contesto. "Porque ya que estoy por acá (estábamos por Devoto), podría pasar a ver al dueño del auto para decirle que no tengo frenos y así se lo dejo y me voy a la mierda. Este es mi último viaje, viste. Aparte, si te tengo a vos encima (del auto, aclaro) y le digo que no tengo frenos... seguro que me dice que le deje el auto y me vaya a dormir". “Buenísimo”, pensé yo. “Ahora soy el rehén de un remisero que quiere irse a torrar”.

En ese momento trate de encadenar como pase de estar tranquilo perdiendo la tarde en mi casa, a estar viajando a gran velocidad arriba de un auto sin frenos, de noche, con un completo desconocido, yendo a la casa de otro completo desconocido. No entendía nada, todo resultaba muy irreal.

Para sumar a mi confusión, en un momento del recorrido frenamos en una avenida por un semáforo en rojo y junto a nosotros frenó un taxi, a nuestra derecha. El remisero pone reversa y retrocede un metro, quedando alineado con el taxi, mira al taxista y grita "¿Con esa cara de puto seguís currando?". Mi confusión era extrema. Resulta que mi secuestrador había sido taxista 8 años y se trataba de un ex compañero de laburo. Intercambiaron insultos, se pusieron al día y justo cuando el semáforo volvió a verde partieron en direcciones distintas.

Continua el viaje. Nos metemos por calles oscuras y noto que estamos andando con las luces del auto apagadas (ni siquiera las bajas). Pienso un poco y me doy cuenta que el tipo solo prende las luces cuando tiene que cruzar otra calle, sino las apaga. Y en las avenidas tampoco las prende. Conclusión: “Damas y caballeros su atención por favor, el auto que hasta recién no tenía frenos ahora también es invisible, porque no tiene luces y es de noche”.

Minutos mas tarde, mientras atravesábamos una de las partes más caras de Devoto me dice "Acá, vive Maradona". "¿Sí? No tenia idea que vivía por acá" (falso interés) "Sisi, ahí en ese edificio, tiene 3 pisos... en realidad viven Claudia y las nenas. Y también por acá viven los viejos del Diego, pero no sé en qué calle. Se que les compro un duplex por acá, pero no se bien..." Yo puse mi mejor cara de interés y seguí haciendo sí con la cabeza. Quería llegar a mi casa (vivo en lo posible), sin embargo disfrutaba segundo a segundo vivir un viaje en remís tan anecdótico.

Enseguida llegamos a la General Paz y agarramos la colectora que era doble mano. El auto iba muy rápido (incluso para un auto con frenos y luces hubiera sido rápido). Igual de rápido venía un Fiat Uno por la mano contraria y en el momento justo en que las dos ventanillas de los conductores quedaron alineadas el remisero grito "eeeeh!" y en forma inmediata y a toda velocidad hizo un giro en U para seguir al auto al que le había gritado, que ya se estaba deteniendo. Me mira y me dice "Ese es el dueño de este auto". Mi confusión era extrema. Detiene el auto a 30 metros del Fiat Uno y le grita "¡A vos te estaba buscando!" arriman los dos a una vereda al costado de la colectora y el conductor del Fiat Uno se baja a hablar con el sádico del remisero.

Se saludan e inmediatamente le empieza a explicar que pasaba "Mira, no me andan los frenos, vengo con el pibe desde Nazca y casi nos matamos tres veces y recién tuve que esquivar un camión". Me quede congelado. En ningún momento había notado todo eso que menciono, siempre había atribuido esos eventos a la falta de respeto que todo remisero tiene por la velocidad y la seguridad de los demás ciudadanos. Pero era verdad, estuvimos a punto de matarnos 3 veces (en bocacalles por lo general) y efectivamente habíamos esquivado un camión con acoplado hacía instantes. Continuó su explicación usando un montón de términos mecánicos que no pude retener. Para rematar le dijo "Mira, yo si querés sigo laburando, pero si después el auto se hace mierda no me digas nada." Cuanta seguridad que transmitían sus palabras. En ese momento mire hacia el costado y me di cuenta que el cinturón de seguridad se reía de mí, no lo había tenido puesto en ningún momento. Pensé en ponérmelo, pero hubiera sido insultante para mi chofer, piloto de formula uno devenido en remisero.

Estos dos catedráticos del automovilismo continuaron haciendo conjeturas sobre la afección del auto asesino en el que viajaba y luego de terminar la disertación decidieron que lo mejor sería dejar el auto en la agencia y ver que hacían mañana. Con eso arreglado, continuamos sin paradas ni mayores eventos hasta mi destino final, mi casa. Pagué, me bajé y traté de recordar todo para poder escribirlo. Algunas horas mas tarde el remisero logro su objetivo, ya se encontraba durmiendo.

martes, mayo 24, 2005

Apretá el gatillo para entrar en sistema

Esto debe parar. Hace ya más de 7 años (si la memoria no me falla) Hugo (apellido desconocido) sufre el secuestro de su familia más de 10 veces por día (a razón de 2 programas por día y 5 secuestros por programa). Eso hace un total 26250 secuestros, teniendo en cuenta que el programa sale todos los días de la semana. Después de esto no pueden pretender que uno se sienta seguro en la provincia de Buenos Aires (Hugo vive en Tigre, cerca del mercado de frutos). Después de tantos años de estrés por vivir de esta forma dejaron su marca en Hugo. Se observan a simple vista las distintas enfermedades que afectan a su persona y alteran su apariencia (sino cómo se explica que sea tan feo).

Pero Hugo, a pesar de todo no cae en la desesperación y sale a hacer justicia por mano propia cual mezcla de Blumberg y MadMax. ¡Hugo no se deja! En vez de decidir mudarse a un Country, cambiarse de apellido, cambiar de trabajo y cambiar a los chicos del colegio Hugo es fiel a su identidad y a sus costumbres y no piensa alterar su forma de ser a cambio de lograr un poco de seguridad familiar. Hugo es un héroe, un ejemplo de firmeza, básicamente un prócer (?).

Frente a un personaje tan enigmático, surgen muchas preguntas: ¿Hugo nunca se dio cuenta de que su mujer es su hermano travesti? ¿Uno de los hijos de Hugo es masoquista? (el que dice "Justo cuando esto se estaba poniendo divertido" cuando lo liberan) ¿Acaso la bruja no se aviva y pide rescate? ¿Qué hace el gobierno en respuesta a todo esto? ¿Alguien mira todavía el programa? ¿Los que llaman son parientes del productor? ¿Qué edad tiene Gaby? ¿Me dejan jugar si llamo? (tengo 21 años)

A ese programa hay que hacerle eutanasia activa antes de que el tiempo lo mate lenta y dolorosamente... Suena duro, pero hay que hacerlo, por amor a Hugo al menos.

martes, abril 12, 2005

Panadería

Voy a pasar a contarles una situación muy extraña, que de haber sido una obra de teatro, mi rol en ella hubiera sido de actor de reparto. El escenario: una panadería. Los protagonistas: una mujer muy aparatosa (no se que significa aparatosa a ciencia cierta, pero esta mujer era muy aparatosa) y la cajera de la panadería.

La mujer aparatosa estaba hablando con la cajera cuando yo entré en escena. Cuando me acerqué me di cuenta de que le estaba pidiendo la bandeja para pasar a servirse su docena de facturas a dos pesos. (No quiero desviarme del tema, pero la docena en realidad estaba compuesta por catorce facturas. Lo que es una cosa terrible, porque siendo ese su nombre debería tener ni más ni menos que las que corresponden. Esta costumbre moderna y generosa de ponerle 2 facturas más a la docena atenta contra la matemática y te expone a situaciones estúpidas como tener que preguntar cuantas facturas tiene una docena cada vez que vas a comprar facturas a una panadería. Me indigna.) Yo hice exactamente lo mismo que la mujer y también pedí mi bandeja.

Bandeja en mano, me di vuelta para empezar a agarrar una por una y sin perder la cuenta a mis tan codiciadas facturas pero algo me lo impidió. La mujer estaba luchando contra su constante estado hiperquinético, tratando de tomar las facturas de las bandejas sin éxito. Tirándolas al piso para recogerlas con una precisión que no había logrado al momento de tirarlas. Pero no sólo era sorprendente su torpeza, sino también la tranquilidad con que devolvía las facturas a su bandeja de origen convirtiéndolas en una factura más. Una trampa para cualquiera que quisiera comprarla después para comerla en su casa, sin saber que esa factura había tocado el piso y ahora se estaba desmembrando entre sus dientes.

Con mucho cuidado empecé a servirme mis facturas, eligiendo, contando y a la vez observando las maniobras de esta señora tiradora de comida. El hecho de perderme alguno de sus movimientos, alguna de sus tiradas, me exponía al riesgo de llevarme alguna factura "manchada", convirtiéndome en una victima de su torpeza. Prestar atención a esta mujer me hizo perder la cuenta algunas veces, pero finalmente logré formar mi pseudo docena (si, si Raul Portal inventa palabras, yo también) y acercarme a la caja para que las envuelvan y me las cobren. La mujer estaba delante mío y hablaba muy activa con la cajera. Mientras le empacaban sus cosas, sin ningún problema la señora se tomaba la libertad de agarrar masitas secas y llevárselas a la boca, mezclando su discurso con masticación. Un espectáculo inolvidable.

Ya con sus compra empaquetada y paga, se dio vuelta y al momento de salir me dice "y vos? Mira, es el de turf", comentándole a la cajera. Yo me quede ano-nadado (y no tuve necesidad de usar un bidet en este caso...). Esboce una sonrisa para evitar que se enojara conmigo, uno nunca sabe como pueden reaccionar las personas. Ella sonrío y se fue.

domingo, octubre 31, 2004

Cartucho negro, mente en blanco

Diálogo entre una vendedora de cartuchos de tinta para impresora, cds virgenes, cajas de cds y chucherías del estilo y su cliente.

Cliente: Hola
Vendedora: Hola, digamé ¿qué necesita?
C: Un cartucho de tinta para una Epson Stylus Color 440
V: ¿color?
C: Nono, blanco y negro.
V: ¿Blanco y negro? (con la cara llena de asombro)
C: Eh? No, disculpá... Negro, si, eso!

Señor cliente, recuerde, las impresoras solo le ponen negro y color a las hojas, el blanco se lo lleva gratis con cada hoja.

(Nota: el cliente fuí yo)

Drama gastronómico


No seas pajarón, hace clic en la imagen para verla en su tamaño real.

(Chiste de Liniers para La Nación, publicado para uds. sin el permiso de sus propietarios)

jueves, octubre 28, 2004

La birome: historia y mitos

Birome ¿invento argentino?

La historia de la birome se incia en 1938, en Hungría, donde un periodista Laszlo Biro se dio cuenta de que la tinta que se usaba para imprimir periodicos se secaba rápido, dejando el papel seco y sin arrugas, lo que era genial porque escribir con pluma fuente o con la pluma y el tintero ya había fastidiado a la humanidad por siglos y ya estaban hartos. Trató de usar esta tinta de periodico con plumas fuente, pero la tinta era tan espesa que no podía bajar a la hendidura que tiene en la puntita la pluma. Entonces uniendo fuerzas con su hermano Georg, quimico, desarrollaron una nueva punta, como la que tienen las biromes Bic que compramos en las librerias por cincuenta centavos. Patentaron su diseño novedoso, y se dieron cuenta de que no era tan novedoso. Encontraron que había una patente registrada en 1888 que ya estaba vencida y hasta se dice que Galileo ya habría (en su epoca por supuesto) diseñado algo muy similar. De todas formas, Galileo estaba muerto hace años y la patente estaba vencida, asi que registraron su invento y pasaron a la historia.

Pero uds. se preguntaran "¿Y eso de que la birome es un invento argentino?". Bueno, ya les cuento. En el año 1943 los hermanos Biro se mudan a Argentina, vuelven a patentar el invento y fundan "Biro Pens of Argentina". Las biromes se empiezana vender en Buenos Aires en ese año. Paralelamente en Estados Unidos, Eversharp, que vendia lapices mecánicos ("portaminas" para la mayoria) y Eberhard-Faber (se debe tratar del Faber el de los lapices), unen fuerzas y licencian las ventas del invento en su país. Pero no contaron con la astucia de un empresario norteamericano que estaba de visita en Buenos Aires que al ver las biromes compra de todos los modelos y colores y se las lleva para su país. Allí funda su nueva empresa Reynolds Interantional Pen Company, que produce las biromes diseñadas por Biro sin permiso y luego de unos años, con su modelo "Reynodls Rocket" vence en ventas a Eversharp. El modelo de Reynolds se convirtió en la primer birome en ser vendida en los estados unidos en el año 1945. Imaginen la alegria de Eversharp y Eberhard-Faber (en serio, imaginenló porque no se cómo sigue esta historia).

¿Qué sacamos en claro de esta historia? Que era todo mentira. La birome no fue inventada en Argentina, ni mucho menos por un argentino. Se trató de un hungaro y la inventó en Hungría. La Argentina sólo fue el escenario del surgimiento de la invención, siendo Buenos Aires la primer ciudad donde se vendió la birome en todo el mundo, cosa que no es moco de pavo (siempre quise decir eso). Lamento haberle pinchado la burbuja a algunos que cuando miran la bic azul se ponen la escarapela y hasta dejan escapar una lagrima de la emoción. Espero que les haya gustado y de paso hayan aprendido algo.

Luna me aburres

Foto que ilustra este fenómeno poco frecuente, que ocurre cada 4 años

Hoy tuvo lugar otro fenómeno que comprueba (para el que sepa comprobarlo claro está) que no somos el centro del universo como decían nuestros abuelos. Confeti y música para recibir a un nuevo fenomeno astronómico: el eclipse lunar 2004!!!

Sí, si, otro eclipse de luna. Para aquellos que tengan la felicidad (recordar la relación "ingorancia = felicidad") de no saber qué es un eclipse lunar les dejo esta cita del diario Clarin en su formato digital:

"...Este tipo de fenómenos poco frecuentes se produce cada cuatro años al quedar exactamente alineados el Sol, la Tierra y su satélite."
El objetivo de citar al periodista digital no es explicar qué es un eclipse lunar, en realidad lo que quería, y pienso hacer, es atacar la lógica de la cita. Si el eclipse lunar que ocurre cada cuatro años es considerado poco frecuente entonces eso quiere decir que también son poco frecuentes las elecciones presidenciales, los mundiales, los juegos olímpicos, los años bisiestos y tantas otras cosas fabulosas que podemos disfrutar o padecer.

Así un diario podría decir, con la misma lógica que la frase original: "Un clima de confusión y malestar general se aporderó de la población mundial cuando notaron que el mes de febrero este año contaba con un día más. Las autoridades y profesionales competentes aseguran que este fenomeno poco frecuente ocurre cada cuatro años y lo venimos notanto desde hace más de 2000. Luego de estos comunicados las dudas quedaron disipadas y la gente volvio a su vida rutinaria."

Todo este divague me lleva a pensar que no estuvo nada mal mi actitud de mirar Duro de Matar 3 por TNT en ves de mirar el "poco común eclipse" desde mi balcón.

Dicen las malas lenguas qué los eclipses de luna motivan cambios en el comportamiento de las personas. Un profesional serio aseguro con respecto al asunto lo siguiente:

"Todo lo contrario: disfrutemos, sin temores, de este eclipse total de Luna. No tendremos la chance de ver otro hasta 2007. Un espectáculo imperdible, un fenómeno natural que nos confirma, una vez más, la extraordinaria precisión de la maquinaria celeste"
Coincide mucho con lo que dijo Leonard Nimoy (Spock) "Comienza el Vallet cósmico" (capitulón de los Simpsons, "monoriel monoriel mono douh!"). Pero para los que no creen en estos profesionales serios, estén atentos a su comportamiento en los proximos días. Si decide poner su dinero a plazo fijo en un banco en Argentina, tomese una semana para meditarlo.

miércoles, octubre 27, 2004

Proxima estación: Inclan

Hacele clic para ver el tamaño completo

Esta es una estación de subte en construcción. Pertenece a la linea H de los subtes de Buenos Aires. Me produce una sensación extraña ver una estación de subte tan despoblada, tan muerta. Una cosa que en este momento no tiene nada de vida y que luego de ser terminada e inaugurada por el gobernante de turno se llenará de gente, de movimiento, de publicidades, de trenes que van y que vienen por vías que en la foto aun no fueron trazadas.

Muy loco.

(Nota: muy loco también que estén puestas esas baldosas amarillas para que no te resbales cuando pasa el tren y que ni estén puestas las vias... siempre pensé esas baldosas se podrían con la estación terminada, como un toque de elegancia y seguridad.)

lunes, octubre 25, 2004

Remisero Enfermo (Gripaflex Attack)

Me acuerdo una vez viaje en un remís (uuuh que loco, viajó en un remís!) Nono, pará que te cuente. Resulta que era de noche y yo volvia para mi casa de lo de una amigo. Llegá el auto y me subo. No recuerdo el modelo del auto, pero estoy seguro que no era un típico auto usado como remís. Imaginate que era un Mercedes Benz viejo, medio baqueteado. La cuestión es que el auto no era lo que uno está acostumbrado a ver como remís porque recuerdo que en algún momento le pregunté al remisero si el auto era de él (obviamente para matar el silencio de viajar en remis sólo vos y el remisero, no?). Si, pero no, porque me acuerdo que ni bien me subí el tipo me empezo a hablar. Era un viejo grandote, gordo, pelado y tenía una nariz enorme, llena de posos y bien colorada. Estaba re engripado, tosia y moqueaba todo el tiempo. Me empezó hablar de lo enfermo que estaba. Se quejaba de los viajes que había tenido y cómo no había podido, entre viaje y viaje, acercarse a una farmacia a comprarse un medicamento. Medicamento desconocido para mi hasta ese viaje, luego del cual supe que era la cura milagrosa para todo (¿¡En serio!?) Sí, eso decía el remisero, pero yo no le creo.

El medicamento se llamaba algo así como Gripaflex. Yo jamás lo había oido nombrar y este tipo lo tenía como objeto de adoración, cura mágica de todos los males, una cosa fabulosa. No sólo curaba, sino que para este remisero había sido protagonista de varías anecdotas. Me contó más de una, pero sólo recuerdo la que les escribo un poco más abajo. Todo esto (y mucho más) me lo dijo en un viaje en auto desde Urquiza hasta San Martín. Su relato sólo era interrumpido por su tos y sus frenadas intencionales en la esquinas que aprovechaba para sacar la cabeza por la ventana y escupir flemas de colores y tamaños perturbadores. Un gordo muy desagradable.

Cuenta el chofer que una vez fue a La Plata con su familia. Todos entraron al Museo de Ciencias Naturales y él se quedó afuera esperando en el auto (que tipo amargo, viajar con tu familia hasta la plata y no entrar con ellos al museo). Él estaba ahi, pasando el rato dentro del auto estacionado hasta que volviera la mujer y los hijos, cuando de repente sintió -y lo pongo como lo dijo él- como que algo se le metía por la boca y la nariz y se empezó a sentir mal. Tan mal estaba que fue hasta el museo y derecho viejo nomás se mando para adentro, sin pagar entrada ni nada. La agarró a la mujer del brazo y le dijo "Vamos vamos que me siento mal". Se subió toda la familia al auto y saliéron de vuelta para Buenos Aires. El tipo estaba cada vez peor y manejaba casi muerto. -No saben el dramatismo que le ponía el chofer al relato, se daba vuelta y me miraba desde el asiento del conductor para ver mi cara de "¿y que paso después?" (actuada obviamente)- La cosa es que el gordo había manejado desde La plata hasta Buenos Aires con el ébola encima mas o menos y ya estaba casi desmayado sobre el volante (con el auto andando por supuesto) cuando divisó una Farmacia. Arrimó el auto así nomás, bajó y se acercó al flaco detrás del mostrador -y en esta parte del relato el chofer alsó la mando cual Hamlet sosteniendo la cabeza de Jorik el bufon, impostó la voz- y dijo "¡Deme un Gripaflex!" con la voz entrecortada. Se lo dieron, lo pagó y volvio al auto donde se tomo como 2 pastillas y siguió viaje hasta su casa. Se acostó a dormir cuando llegó y al otro día sorprendió a la mujer (que seguramente, por como el tipo contaba lo mal que estaba, esperaba despertarse junto al cadaver de su marido) que se despertó y lo encontró como siempre en la puerta de la casa arreglando el auto (porque para un fanático como éste, el auto siempre tiene algo que arreglar). Así fue como el Gripaflex le salvó la vida una de tantas veces.

Terminó su fantastico relato y me preguntó si sabía de alguna farmacia abierta por la zona, ya estabamos a 4 cuadras de mi casa y yo, que soy mas boludo que bueno, le dije "Sí, la farmacia central esta abierta todo el tiempo, queda acá en la proxima cuadra". ¿¡Para qué!? El gordo arrimó el coche al lado de la farmacia y me dijo "ahora vengo". Se bajó y se metió en la Farmacia. ¡Diez minutos tardó en volver! El auto conmigo en el asiento de atrás estacionado a las 2 de la madrugrada un día de semana en frente a la plaza San Martín y con las puertas sin trabar. Blanco facil de cualquier chorro/secuestrador/oportunista. ¡Gordo inconciente! Por suerte no pasó nada. Cuando el gordo volvió lo primero que dijo fue "¡Acá te afanan!". "¡¡Sí!!" pensaba yo, pero el gordo no se refería a los chorros de la plaza, se referia a la gente que atendía la farmacia. Le había cobrado como 50 centavos mas que lo que le combraban usuamente en otras farmacias. Pero bueno, si era la cura milagrosa para todo entonces lo debería valer. Ni bien terminó de quejarse volvió a encender el auto y seguimos viaje hasta mi casa.

Entre tener que comerme sus relatos, sus desagradables escupidas por la ventana, la parada en el medio de la plaza y esto de pagarle con toda la plata que tenía encima ya estaba con todas las ganas de bajarme del remís y empezar a putearlo para adentro. Pero el tipo no me dejó. Me estaba bajando y me dice "mirá flaco, mirá!" Y saca el gripaflex de la bolsita de la farmacia y me lo da para que lo mire. Una caja amarilla con una tirita como la bandera argentina y las letras que decian Gripaflex en negro. Me lo estaba mostrando como un padre que muestra a su hijo orgulloso. Lo miré, le devolví la cajita, lo saludé y cerré la puerta esperando nunca más volvermeló a cruzar en otro viaje.